viernes, 31 de julio de 2009

Cuando pensaba en el olvido, tu figura se escurría entre mis pensamientos y me tomaba de las manos para que recuerde que tus palabras jamás se irían de mi mente.
Febrero paso, y mi corazón se desahogo, como un cielo que despide sus gotas en un agosto lluvioso. Esas gotas recayeron de mis ojos para que un pañuelo de alguna anónima las seque y las haga estremecerse de dolor por ultima vez, dejándolas guardadas sin vida y con olvido.

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