martes, 11 de agosto de 2009

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Suelen ser estos dias donde duele el corazon, como si lo pasaran por una prensa llena de clavos que hacen que caigan 12 formas extrañas, cada una representando: un dolor, una tristeza, un recuerdo, una alegria, un momento, un beso, una caricia, una sonriSa, un te quiero, una mirada, un sueño...un deseo.
Suelen ser estos dias, como HOY, donde tambien caen gotitas de mis pupilas, llenas de vacio... de esas que de vez en cuando NO quieren salir, por miedo.
Suelen ser estos dias donde no puedo olvidar, que mi mente es una maquina del recuerdo, que anda constantemente.
Suelen ser estos dias donde se que si cierro los ojos otra noche mas voy a soñar con vos, donde necesito volcar todo lo que me ahoga.
Suelen ser estos dias donde se aprende a convivir con ciertas piedritas que ponen en nuestro/s caminos.
Suelen ser estos dias donde tengo MIL preguntas sin respuesta.
Suelen ser estos dias ( TODOS) los que te extraño.



Suelen ser estos dias, donde quisiera volver el tiempo atras.

viernes, 31 de julio de 2009

La confusión me acecha; debí alejarme –porque sentía que mis pasos ya no podían perseguir a un imposible- pero cuando lo hice, algo dentro de mí se quebró, una suerte de vació irreparable cubrió mi mirada. La brisa, que danzaba cerca, me susurró al oído que nuevos aromas renacerían con la resignación, que mi piel volvería a erizarse con solo encender el cercano recuerdo.
¿Cuántos sentimientos me habré perdido por mantenerme aferrada a la nada?
No deseo más melancolía indecisa ni frases inacabadas, solo pretendo robarme esta ilusión disfrazada de anónimo conocido e invitarla a sonreír.
Poco a poco me extingo. Mi alma vuela lejos de mi cuerpo, mis sueños se desdibujan con cada parpadeo. Los instantes sin saber de vos se hacen eternos. Los recuerdos -lindos- tuyos me sacan una que otra sonrisa. Pero lamentablemente mis palabras se vuelven mudas cuando intento explicarte la razón por la cuál mi corazón hoy prefiere callar. Quizá, a través de alguna disimulada palabra, entiendas que al menos hoy, prefiero cerrar los ojos, aunque sea por un instante.
Un mágico enero te vio sonrojarte ante el cielo; las nubes y las estrellas acompañaban tus vuelos inocentes al compás de tus latidos. Repentinamente, en un otoño un alma extraña te cortó las alas, encadenándote a esta naturaleza incoherente y así abandonaste el viento y tu pequeño cuerpo se poso sobre la tierra, para luego volar hacia otros horizontes, enjaulando sentimientos ajenos y dejando atrás el pasado.
Aunque te asombre, o quizá no, tus palabras me lastiman. Dejamos de ser esos cuerpos llenos de enero que deliraban por una salvación de amor inconclusa; dejamos que las cadenas de un amor pasado nos aten a otros amores que solo hacen a nuestros ojos, ojos llenos de lágrimas. Nos consume el crecimiento, el tratar de ser feliz y el cambiar. Tu alma se estremece por dentro, y al compás de la tuya, la mía también.
Aunque nuestras alas dancen en diferentes sentidos, sé que en algún rincón de este caluroso otoño, voy a volver a encontrarte.
Dibujaste una sonrisa eterna entre mis penas abiertas. Quebraste la soledad y te acercaste a mis palabras. Acariciaste suavemente mi arruinada alma. Sanaste la locura que abrigaba mi mirada.
Y ahora con tu corazón en mano, de un momento a otro me devolviste todo eso que me hiciste perder. Hoy me despido con un silencio eterno que también hiere mis oídos.
A veces me gustaria volver a tus brazos, pero ¿a que brazos?, si a los tuyos jamas los pude palpar, y siquiera rozar. Entonces vuelvo a enredarme con la fria realidad y descubro, como tantas otras veces, cuan lejos estas. Pero a pesar de la agonía que me regala este sentir, no olvido las sensaciones de papel, que creía perdidas en alguna jaula infantil, llenas de sonrisas y cosquillas, que hiciste renacer en mí.
La indecisión siempre me abraza fuerte hasta asfixiar mi razón, pero hoy prefiero elegir una noche llena de lágrimas e insomnio, pero, con una mañana llena de despedida, renovada y abierta a miradas oscuras pero profundas, a tactos indelebles. Hoy prefiero la oscuridad para mañana volver a ver el brillo del sol, ese brillo matinal que encandila a los dolores y no los deja acariciarme.
Hoy elijo desprenderme de este, ingenuo, sentimiento que mi mente creó para esperar el impacto de otro que me devuelva las sonrisas extraviadas en la melancolía.