Aunque te asombre, o quizá no, tus palabras me lastiman. Dejamos de ser esos cuerpos llenos de enero que deliraban por una salvación de amor inconclusa; dejamos que las cadenas de un amor pasado nos aten a otros amores que solo hacen a nuestros ojos, ojos llenos de lágrimas. Nos consume el crecimiento, el tratar de ser feliz y el cambiar. Tu alma se estremece por dentro, y al compás de la tuya, la mía también.
Aunque nuestras alas dancen en diferentes sentidos, sé que en algún rincón de este caluroso otoño, voy a volver a encontrarte.
viernes, 31 de julio de 2009
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